Don Ignacio de Figueroa, marqués de Villamejor, vivía en 1885 en la zona antigua de Madrid, en un enorme caserón, cercano a la plaza del Progreso, en la antigua calle de Barrio Nuevo 12, hoy denominada Conde de Romanones. Al igual que muchos otros nobles afincados en la Corte, decidió trasladar su residencia al Ensanche, eligiendo para ello el paseo de la Castellana, la zona más privilegiada, donde los terrenos habían adquirido mayor valor y contaban con buenas comunicaciones, tanto con el centro como con el hipódromo; se adjudicó el terreno donde estaba instalado el Panorama Nacional, que había salido a subasta pública por haber quebrado ante el poco éxito del espectáculo
En septiembre de 1885 pidió que le fuera hecha la tira de cuerdas para la nueva construcción. Un mes más tarde, el arquitecto municipal Enrique Sánchez y Rodríguez marcó las alineaciones y rasantes a las que debería ajustarse la edificación, pero hasta dos años más tarde no se pidió la licencia para construirlo.