Manuel Azaña realizó tres visitas al frente francés durante la Primera Guerra Mundial. La primera de ellas se produjo en 1916. De aquella experiencia, trajo consigo una colección de 40 placas fotográficas que mostraban los terribles efectos provocados por los bombardeos en algunas ciudades francesas. Estas imágenes fueron tomadas por fotógrafos de agencias de prensa que trabajaban para el ejército francés.
Azaña, que fue un activo defensor de la causa aliada, escribió y dió varias conferencias sobre la guerra y sus efectos.